Juanita y Pepe estaban por comprometerse en matrimonio.
Pero antes de aceptar, ella pensó que sería prudente confesarle que, debido a una enfermedad infantil, sus senos no se habían
desarrollado normalmente y, debido a eso, se le habían quedado de un tamaño equivalente a los de una niña de doce años.
Al enterarse de su secreto, Pepe le aseguró
que no tenía de que preocuparse, que el amor que sentía por ella estaba por encima de esa contrariedad. Y ya que estaban en
eso de las confesiones, pensó que también sería propicio contarle un secreto que escondía por muchos años. La miro a los ojos
y le dijo:
"Mi amor, tengo que decirte que tengo el pene del tamaño de un recién nacido.
Espero que esto no sea problema".
Ella le contestó que el tamaño de su pene no sería
ningún problema, porque lo amaba tanto que buscaría la manera de solucionar ese 'pequeño' problema.
Se
casaron, y al llegar al hotel donde pasarían su luna de miel, inmediatamente comenzaron con los manoseos y caricias. En eso,
al introducir Juanita su mano en los calzoncillos de Pepe, soltó un grito ensordecedor y salió corriendo de la habitación.
Alcanzándola, Pepe, asombrado, le preguntó qué era lo que le había pasado. Todavía agitada, la chica le contestó:
"¡Me mentiste, me dijiste que tenías el pene del tamaño de un recién nacido!"
"Es
verdad, cariño, lo tengo del tamaño de un recién nacido: pesa tres kilogramos y mide 48 centímetros de largo".
Un tipo que decide comprar una
mascota ve a un loro colgando, cabeza abajo, de un palo; se le queda mirando y dice en voz alta:
"Vaya, ¿qué le habrá pasado a este loro?"
"Yo nací así: soy un loro sin patas", dice el ave.
"¡Je, je! Me
pareció como si este pájaro hubiera entendido lo que dije y me hubiera contestado".
"Claro
que entendí lo que dijiste. Soy un loro sumamente inteligente y muy culto".
"¿Ah, sí?
Entonces contéstame esto: ¿cómo te cuelgas del palo, si no tienes patas?"
"Bueno, verás,
me da un poco de vergüenza, pero ya que has preguntado, te lo voy a decir: uso mi pene como gancho y lo enrollo en el palo,
no puedes verlo porque lo cubro con mis plumas".
"¡Increíble! ¿Realmente puedes entender
lo que dice la gente y contestar?"
"Claro que sí, hablo español e inglés. Puedo conversar
sin mayores problemas casi sobre cualquier tema: política, religión, fútbol, química, filosofía... y soy especialmente bueno
en ornitología. Deberías comprarme, soy un excelente compañero".
El hombre mira la
etiqueta del precio ($200) y masculla:
"Ese precio es demasiado para mí".
"Pssst", le llama el loro moviendo un ala para que se acerque. "Nadie me quiere porque no tengo patas.
Ofrécele al dueño $20".
El hombre ofrece los $20 y sale de la tienda con el ave. Pasan
las semanas y el loro es sensacional, gracioso, interesante, un excelente amigo, entiende todo y hasta da muy buenos consejos.
Su dueño está feliz con él. Un día, el hombre llega de trabajar y el perico lo llama:
"Pssst",
moviendo un ala para que se acerque.
El tipo se pone muy cerca de la jaula.
"No sé si contarte o no, pero es acerca de tu mujer y el cartero".
"¡¿Qué?!"
"Bueno, esta mañana, cuando llegó el cartero, tu mujer lo recibió con un beso en la boca. Ella estaba vestida
sólo con ropa interior".
"¿Y después qué pasó?"
"Después,
el cartero entró en la casa y empezó a acariciarla toda".
"¡Dios Santo! ¿Y qué más?"
"Después, le quitó las bragas y el sostén. Se arrodilló y empezó a besarla por todas partes, empezando
por los senos, lentamente, e iba bajando y bajando por el ombligo y seguía y seguía..."
El
ave se queda callada un buen rato.
"¿Y qué pasó? ¿Qué pasó? ¡Habla maldito loro!",
grita frenético el hombre.
"No sé, se me paró y me caí del palo".
TAREAS DEL DIABLO
Se encuentran reunidos en el infierno con el diablo un alemán, un gringo y un mexicano,
el diablo les dio tres tareas:
1.- Madrear a un león a cachetadas.
2.- Hacer el amor con una mujer 100 veces.
3.- Tomarse 10 litros de tequila.
El que pasara estas tres pruebas se iba a ir al cielo.
Primero entra el alemán con sus aires de grandeza y
dice: "A ver tráiganme a la mujer", y empiezan: 1, 2, 3, 4, 10, y sale gritando: ??Ya no puedo mas!!", "?AL INFIERNO!"
Después entra el gringo: "A ver a mi tráiganme al león"; lo encierran en la jaula, y se oye: grrr, grrr, grrr, grrr, grrr, grrr; Después
de 1 hora sale: "¡¡Ya no puedo mas!!, ¡AL INFIERNO!"
Al fin entra el mexicano: "Estos mensos, empezaron por lo
más difícil, a ver, ¿donde esta el tequila?", y lo llevan a la bodega y se toma los 10 litros de tequila y sale pedidísimo:
"A ver, tráiganme al pinché león", y lo encierran con el
león y se oye: grrr, grrr, grr, grrr, grrr, al
cabo de 3 horas se oye: miau, miau, miau, poco después sale el mexicano:
¿A ver ?, ¿donde esta la pinché vieja que hay que madrear a cachetadas?"...
Jaimito corre a informarle a la madre:
"Mamá, mamá, yo vi a papá haciendo algo con la sirvienta".
"Sí, ¿y qué más?"
"Bueno, él la estaba besando y tocándola; luego fueron al despacho, la montó en el escritorio, le quitó la ropa interior
y le metió el..."
"Bien, hijo, este domingo, en la cena familiar, se lo cuentas a todos para que lo sepan".
Llega el domingo por la noche, toda la familia está sentada dispuesta a cenar, y le dice la madre a Jaimito que lo cuente.
"Mi papá estaba besando a la sirvienta y tocándola; luego se la llevó al despacho, la montó encima del escritorio,
le quitó la ropa interior y le metió el... el... Mami, ¿cómo se llama lo que tú le chupas al chofer?"
Un mexicano está tranquilamente tomando su desayuno, cuando un típico estadounidense, mascando chicle, se sienta a su lado.
El mexicano ignora al yanqui, y el americano no muy contento con eso, trata de hacerle conversación preguntando:
"'Excuse me', ¿ustedes se comen todo el pan?"
"Por supuesto", contesta el mexicano.
"Nosotros no, sólo comemos la migaja de adentro del pan y la parte de afuera la ponemos en un 'container', la reciclamos,
la transformamos en harina y la exportamos a México".
El mexicano escucha en silencio, imperturbable. El americano sigue mascando chicle e insiste:
¿Ustedes se comen la mermelada con el pan?"
"Por supuesto", contesta el mexicano.
"Nosotros no. Nosotros en el desayuno comemos fruta fresca, la cáscara y las semillas, las ponemos en otro 'container',
las reciclamos, la transformamos en mermelada y la exportamos a México".
El mexicano, ya un poco alterado, le pregunta:
"Y ustedes, ¿qué hacen con los condones después de usarlos?"
"Los tiramos a la basura, 'of course'".
"Nosotros no, después de usarlos los ponemos en un contenedor. Los reciclamos; los transformamos en chicles y los
exportamos a los Estados Unidos".
Un hombre murió y fue enviado al infierno. Allí encontró al diablo, quien le dijo que acababan de introducir algunas mejoras
y que ahora cada nuevo inquilino podía elegir entre tres tipos de tortura. El demonio le explicó que estas torturas corrían
en ciclos de mil años y que podía elegir en cuál ciclo empezar.
El tipo fue conducido por el diablo a la primer sala de torturas donde un hombre estaba siendo azotado con cadenas.
"Paso al siguiente", dijo el fulano.
En la siguiente sala, un hombre estaba colgado de los brazos y lo estaban azotando con un látigo con puntas de hierro.
El tipo sacudió la cabeza en señal de disgusto.
Finalmente, pasaron a la última sala, donde otro hombre estaba atado a la pared, totalmente desnudo. Una mujer escultural
le estaba prácticando sexo oral. El tipo indica:
"Sí, sí, aquí es donde quiero empezar".
El diablo le preguntó:
"¿Estás seguro? Te recuerdo que esto va a durar mil años".
"Sí, estoy seguro. Éste es el lugar".
"Bueno", acepta el demonio encogiéndose de hombros.
El diablo caminó hasta donde estaba la hermosa rubia, le tocó el hombro y le dijo:
"Ya llegó tu reemplazo".
|